Cristo sabía que nosotros somos incapaces de amar así por nuestra propia
fuerza. Solo el amor divino es capaz de darse plenamente y los hombres. Es por
eso que El mismo bajó del cielo, tomo un corazón humano y nos amó hasta el
extremo, siendo traspasado por nosotros. Jesús perdona nuestros pecados y
restaura nuestro corazón, capacitándolo para vivir en Su amor con su gracia.
Contemplando el amor de Jesús, manifestado en su Corazón traspasado, El nos
hace capaces del amor divino. ¡Quiere divinizarnos con su amor!
Las intenciones de María quedaron al descubierto en la Cruz: Su amor a
Jesús pasó la prueba. Pero vemos que son MUY pocos los que aman hasta la cruz.
Solo quien se deja traspasar el corazón por amor a Dios adquiere la capacidad
de amar como El ama.
La devoción al Corazón de Jesús Hay veces que todo nuestro ser grita de rabia, de odio o de cualquier otra pasión carnal. Estamos ante algo que nos "saca de quicio". No podemos abrazar la cruz y el mal que rechazamos termina tomando control de nosotros. Esto lo conocen de manera especial los adictos. pero todos somos adictos en alguna forma. Cuando nos duele, ¡Que dificil es contemplar al Crucificado y dejarse crucificar con SU PODER. Este amor
nos exige entrar en el fuego mas perfecto de amor para inmolarnos y sufrirlo todo. Otras veces, al contrario, nuestro corazón está endurecido por sus afanes, sus intereses, sus comodidades
El amor se derramó en el Calvario cuando El Corazón de Jesús fue traspasado.
Todos los hombres de todos los tiempos, necesitan contemplarlo y decidir su
destino eterno. Ya lo había profetizado Simeón con la Virgen María:
¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al
descubierto las intenciones de muchos corazones. -Lucas 2,35
Referencias al corazón aparecen muy
frecuentemente en la Biblia >>> con un rico significado. Jesús mismo
nos dice:
Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón,
con toda tu alma y con toda tu mente.
-Mateo 22, 37.
La devoción al Corazón de Jesús Hay veces que todo nuestro ser grita de rabia, de odio o de cualquier otra pasión carnal. Estamos ante algo que nos "saca de quicio". No podemos abrazar la cruz y el mal que rechazamos termina tomando control de nosotros. Esto lo conocen de manera especial los adictos. pero todos somos adictos en alguna forma. Cuando nos duele, ¡Que dificil es contemplar al Crucificado y dejarse crucificar con SU PODER. Este amor
nos exige entrar en el fuego mas perfecto de amor para inmolarnos y sufrirlo todo. Otras veces, al contrario, nuestro corazón está endurecido por sus afanes, sus intereses, sus comodidades